martes, 26 de febrero de 2019

Un día lo tienes todo y al otro tienes que huir con una maleta


-Testimonio de Bibrioska Terán
11 de enero del 2019

Entrevista a Bibrioska

Bibrioska Terán es una venezolana que, junto a su marido y sus dos hijos, han tenido que emigrar de su país por la complicada situación. Tras un largo proceso han acabado en el ISO y ya llevan en nuestro país más de 6 meses.


Bibrioska y su familia tenían una vida normal en Venezuela. Ella era técnico universitario especializada en turismo, su marido trabajaba en una empresa de construcción y sus hijos estudiaban en el colegio. 


La primera pregunta que realizamos fue el motivo que les trajo a ella y a su familia a venir a España.
Bibrioska nos contó que vinieron por asilo político. ¿Qué es realmente el asilo político?
Según las definiciones, el asilo político es el derecho que tiene una persona a no ser extraditada de un país a otro que lo requiere para juzgarle por delitos políticos.
Y pensareis, ¿qué hicieron ella y su familia para que tuvieran que pedir asilo?

Manifestación en Venezuela. 
El marido de Bibrioska, Marlon, era militante del partido ‘’Voluntad Popular’’, que va en contra del actual régimen de Maduro. Cómo sabréis, la situación actual en Venezuela es complicada, y es por ello que muchas familias como la de Bibrioska han tenido que huir de la noche a la mañana con solo una maleta.
Nos contó que a su marido, por ir en contra del régimen, lo amenazaron varias veces, yendo a su casa a propinarle palizas. La última vez que fueron, casi le matan de los golpes que le dieron, además le avisaron que a la próxima irían a matarlo.

Por ello, al temer por su vida decidieron organizar los papeles y documentos necesarios para venir a España. Tomaron la decisión de venir a nuestro país porque tenían algunos familiares en Barcelona que también habían emigrado de Venezuela y porque aquí hablamos el mismo idioma.

Bibrioska nos contó que la adaptación no fue realmente difícil. Comentó que lo que más le costó a ella y a su familia fue separarse de su familia, así como los horarios que tenemos en España, la comida y algunas costumbre típicas.

Ahora ella y su marido esperan a que les den el permiso de trabajo para poder trabajar en cualquier ámbito que se les presente y poder enviar dinero a su familia residente en Venezuela.

Después de esta experiencia nos quedamos con la sensación de no saber apreciar lo que tenemos y ni la situación tan favorable en la que vivimos. 

Como todos los venezolanos, tenemos la esperanza de que la situación cambie y que su país vuelva a brillar como antes. 

Esperamos que os haya gustado esta entrevista, y más que eso, que os haya tocado el corazón. 

Un saludo. 

Mariola y Aylin. 

viernes, 8 de febrero de 2019

La vida desde los ojos de Binta

Vida personal:
Conocimos a Binta, una mujer senegalesa de 34 años con una vida un poco turbia, pero para nuestra sorpresa, lo turbio empezó al llegar a España.

Binta se casó en Senegal y estuvo nueve años con el mismo hombre con el que tuvo un hijo y al año de haber llegado a España se divorció y ella es la que se hace cargo de su hijo actualmente, sola… Su hijo tiene 7 años, y desde hace unos meses, el estado anímico del niño no es muy bueno. Tiene muchas pesadillas y constantes episodios de pánico, que según su madre se inician tras haber pasado 8 meses en Senegal con la familia. Nos contaba que se sentía muy sola y que era muy difícil encontrar trabajo con un hijo, pero para ella el pequeño es lo más importante.

Para Binta lo más importante es la familia y sobre todo la figura de los abuelos/as que son los que se hacen cargo tanto de los hijos como de los nietos. Se emocionó mucho cuando nos contó que había fallecido su abuelo y que ella no había podido estar cerca de su familia.

Binta vino aquí en busca de la felicidad, pero la felicidad para ella es estar cerca de los suyos en su país y poder encontrar un trabajo para sobrevivir.


¿Por qué viene a España?
Se viene a España porque dice que quiere mejorar su vida, acaba de terminar de estudiar algo relacionado con la hostelería, restauración. Que lo hizo gracias a sus abuelos, que la convencieron a ella y a su hermano de estudiar algo para garantizarse un futuro. Una vez acabados sus estudios, ella tuvo que replantearse su futuro, pues en Senegal no hay mucho trabajo y el que hay, está realmente mal pagado. Finalmente, decidió buscar suerte fuera.

No fue una decisión fácil para ella, mucho menos teniendo en cuenta que de forma cultural, los vínculos familiares son muy importantes. Se fomenta la unión y el apoyo a la familia por encima de todo, por lo tanto le fue muy duro separarse de ellos. Afortunadamente ella contaba con el apoyo de su familia, no solo psicológicamente hablando, si no, económicamente. Cabe destacar, que dentro de la mala fortuna de verte obligada a irse fuera para labrarte un futuro, ella es una de esas “afortunadas”, que pudo hacerlo de forma legal, sin que ninguna mafia se beneficiara de su situación.

Supongo que todos sabemos o nos imaginamos, que el coste por tramitar un visado, en el caso de poder hacerlo, no es algo ni simple ni barato, y si hablamos de un país como Senegal, lo es mucho menos. Ella nos dijo que tuvo que desembolsar 6000 € / 7000 € para poder venir de forma legal, y que su tía le ayudó a costearlo.

Primero de todo, ella fue a Francia, pues tenía conocidos allí, pero el nivel de vida en Francia es caro, y los franceses en general, le resultaron bastante cerrados, le costaba mucho adaptarse. Así que finalmente vino a España, con la idea de un trabajo apalabrado. Su primer destino fue Murcia, donde le consiguieron trabajo recogiendo fresas, no fue como ella pensaba, era mucho trabajo, y muchas horas por muy poco dinero. Aun así, eso es lo que había. Allí vivía en un piso con unas 8 personas más que se dedicaban a lo mismo. Cuando acabó la temporada se vino a Valencia. Pero prácticamente con una mano delante y otra detrás. Aquí tuvo a su hijo, que ahora tiene 7 años, de cuyo padre se separó y divorció apenas nació este. 


¿De dónde viene? Cultura y costumbres.
Binta es originaría de la República de Senegal, un país de África occidental. Concretamente no nos dijo el nombre de su ciudad/pueblo, pero nos habló de él, a rasgos generales, como un sitio pequeño y familiar. Nos estuvo contando que allí se conoce todo el mundo y, por lo tanto, se siente muy segura. La gente deja las puertas de sus casas abiertas y se cuidan unos a otros. Nos recordó un poco al estilo de vida que tiene aquí la gente en algunos pequeños pueblos de España.

También cabe añadir que las zonas de pobres y ricos están bastante diferenciadas, no hay clase media, y ella pertenecía más bien a la zona pobre. Nos hablaba de su ciudad/pueblo natal con mucha nostalgia e insistía en que quería acabar sus días en aquel lugar, España y Francia no le disgustan, pero obviamente allí se siente más feliz, dentro de su zona de confort.

Respecto a la escuela nos dijo que en su zona solo había dos y que las habían creado los blancos, por el tema de la colonización. La mayoría de los senegaleses muestran cierto rechazo hacia este tipo de escuelas porque tienen miedo a que les “coman la cabeza” y olviden su cultura y costumbres. Este era el caso de los padres de Binta, a los que no les terminaba de convencer que su hija fuera a una escuela creada por blancos, pero gracias al ímpetu de sus abuelos terminó yendo para poder tener un futuro con más oportunidades.

La religión que ella practica es la musulmana. No nos habló demasiado de este tema, pero tienen ciertas costumbres, bajo nuestro punto de vista machistas, como por ejemplo que las mujeres no pueden entrar en los cementerios porque se considera un acto impropio para ellas. En general están mucho más limitadas que los hombres, pero ella no nos lo contaba como algo malo, lo veía como algo totalmente normal debido a su educación.

Para terminar con el punto de aspectos interesantes sobre su origen, nos queda comentar que le preguntamos por la política pero nos dijo que no le interesaba lo más mínimo y, por lo tanto, no podía contarnos nada de cómo estaban las cosas en su país.

Opinión personal:
Esta experiencia nos ha gustado mucho a las tres ya que hemos visto la vida desde otra perspectiva. Tenemos mucha suerte de la vida que vivimos y las posibilidades/oportunidades que nos aparecen todos los días y, a veces, ni siquiera lo apreciamos, pero el conectar con personas que tienen este tipo de problemas te hace abrir los ojos. Os dejamos un par de fotos que hicimos durante la entrevista y esperamos que os haya gustado su historia tanto como a nosotras. ¡Un saludo!





Marta Garrigós, Beatriz Segui y Sara Contreras.

viernes, 1 de febrero de 2019

Una historia desgraciadamente usual

photo credit: D-Stanley <a href="http://www.flickr.com/photos/79721788@N00/46713576021">Hills of Equatorial Guinea</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/">(license)</a>


Marta tiene 35 años y es de Nigeria, nació en la ciudad de Benin.

Perdió a su madre a los 9 años de edad cuando falleció por causas naturales. Unos años más tarde cuando tenía 16 perdió a su padre el cual falleció por problemas cardíacos además de otros problemas de salud derivados de su oficio de militar y los años de carga física y mental que este oficio exige.

Marta tiene dos hermanos con los que no mantiene contacto alguno y de los cuales no quiere hablar mucho. Actualmente uno vive en Noruega y el otro en Italia.

Deducimos que parte de su dura infancia podría deberse al hecho de ser la única hija y quizá el hecho de tener un padre militar en una sociedad en la que la mujer no tiene tantos derechos y libertades como en la sociedad occidental. Ella afirma en la entrevista que no quiere saber nada de lo que queda de su familia y que esta contenta de poder iniciar una nueva etapa en la vida aquí, en Valencia.

Marta asistió a la escuela cuando tuvo la altura necesaria exigida. En este punto tuvimos que cortarla para preguntar qué quería decir exactamente con eso. Marta nos dijo entre risas que en Nigeria los niños no empiezan a escolarizarse a una edad determinada si no que cuando alcanzan una altura se les considera suficientemente mayores para ir a la escuela, de esta forma nos dijo que en las clases había niños de diferentes edades y que esto es normal.

En Benin City como dice Marta, o Ciudad de Benin como lo conocemos aquí hay multitud de escuelas tantas que no sabría decirnos el número exacto.

De la misma forma también hay varias universidades, públicas, privadas, especializadas en un área de conocimientos, etc.

Años más tarde cuando terminó la escuela acudió a la universidad. Allí conoció a su novio con el que estuvo casi todo el tiempo que pasó en la universidad y del que prefiere no decir su nombre. Le preguntamos si tenía o quería tener algún hijo a lo que contestó que no tenía ni quería tener por el momento.

El escaso número de relaciones con hombres posiblemente viene de la relación de Marta con la religión. Desde muy pequeña acudió a la iglesia, se considera cristiana católica practicante y en Nigeria acudía también los fines de semana a cantar en el coro de la iglesia.

Volviendo a la Universidad, Marta terminó la carrera de Agricultura Económica y realizó el servicio militar obligatorio. Nos explica que cualquier persona en Nigeria que asista a educación superior debe realizar el servicio militar obligatorio nada más terminar estos estudios.

Le preguntamos si conoce la riqueza de su país pues tenemos curiosidad por saber qué piensa una persona nigeriana de su país y cómo se sitúa Nigeria en el mundo.

Ella es consciente de que su país es rico y tiene recursos, de hecho va más allá y nos cuenta que Nigeria produce todos los bienes y podría perfectamente autoabastecerse. Asegura que Nigeria es más rico que España.

Culpa a la corrupción y los intereses de los grandes países de la situación del país. Seguimos con el tema de la corrupción y nos cuenta que allí debes pagar a la policía por casi cualquier cosa, que tienen carta blanca para detener y obstaculizar procesos que no interesen al gobierno.

Como estamos en el tema social preguntamos si Nigeria y en concreto Benin City es seguro y si hay una brecha económica entre segmentos de la sociedad.

Marta nos cuenta como alucinada por la pregunta que no es una ciudad segura; hay asesinatos y violaciones, es muy común ver a gente peleando por las calles y en la misma calle de su casa dispararon a un hombre. Años más tarde también hubo un asesinato estando ella en la universidad siendo ella testigo del mismo.

En relación al tema racial y las diferencias culturales con nosotros le preguntamos cúal es la imagen que se tiene en Nigeria de las personas blancas. Después de meditarlo unos segundos nos cuenta que las personas blancas son vistas como reyes incluso como dioses, bromea. Todas las personas quieren hablar con estas personas, contentarlas y entablar amistad con ellas.

Las personas blancas se ven como gente de riqueza y recursos en Nigeria a lo que nos viene otra cuestión a la mente, ¿Cómo de complicado es hacerse rico en Nigeria o escalar socialmente?

Nos comenta que es muy fácil hacerse rico, mucha gente que consigue llegar a Europa con el dinero que gana allí envía una parte a su familia y dado que su divisa es muy débil respecto a los euros, en pocos años la familia de esta persona puede ser rica. También retomando el tema de la corrupción añade que si tienes contactos o conoces a las personas adecuadas y sabes contentarlas es posible que utilicen su influencia para hacerte rico y poderoso dentro de la sociedad nigeriana, aunque esto es más complicado que suceda.

Damos por terminada esta fase de la entrevista que es más enfocada a su época de vida en Nigeria y pasamos a la historia de cómo llegó a España y su etapa de vida en Valencia.
Marta se embarcó en lo que le dijeron que sería un transporte totalmente normal y seguro hacia España. Este resulta ser caro pero cuenta con la seguridad de una organización de hombres que la cubrían desde Benin City hasta el territorio español, incluso protegiéndola también ante potenciales amenazas.

En este tipo de zonas del mundo, Marta nos comenta que como ella, muchos prefieren poner su vida en manos de otras personas incluso llegando a arriesgar su vida solo por no quedarse en el lugar donde se encuentran.

Todos estos servicios pasaron en el momento en que se embarcó en las denominadas “pateras” a ser supuestos, hasta que en mitad del mar, Marta se dio cuenta de que no se trataba de un viaje normal, sino de una de las prácticas de este tipo de organizaciones que se dedican a transportar a individuos de África a Europa en unas condiciones precarias a cambio de un esfuerzo masivo económico que hacen estas personas. Y lo normal es incluso llegar sin vida a los destinos, pero en caso de llegar con vida aún se pagaría un recargo y además pasarías a estar bajo el “arresto” de las partes de la organización que se encuentren en destino, con la excusa de que dan protección ante violaciones y actos de esclavitud. Protección que se sigue pagando una vez pasado el mar.

Marta nos contaba que en el mismo bote donde ella viajaba vio gente morir, mujeres con niños recién nacidos y también varias enfermedades a bordo. Incluso tiene un desconocimiento de dónde llegó su barco concretamente

A pesar de todas las barreras que se encontró Marta, de haber cruzado con vida a Europa, de haber llegado sana y salva, tenía que superar todavía a la organización que le tenía bajo arresto. Marta escapó. Corrió. Fue entonces que llegó a una iglesia y esta la acogió y le buscó una familia de acogida donde ejercía tareas domésticas.

El problema vino cuando una integrante de esta familia de edad mayor bajo un acto racista hizo que volviera a la iglesia, y fue entonces cuando un día la policía intervino debido a que no tenía papeles y fue a parar a donde hoy reside, el Instituto Social Obrero de Valencia.

Marta lleva viviendo 2 años y 3 meses en Valencia y bajo el amparo de la organización ha conseguido un empleo de costurera y un sitio donde vivir. Tiene clases de español y está a gusto con su vida y muy agradecida.

Cuando le preguntamos por actos racistas en España nos responde que los únicos que ha vivido han venido de parte de gente que vivía en la misma casa. Estos mayoritariamente son los de los países del Este.

También insistió en que no quería volver a Nigeria.

Para concluir, diremos que nos ha impactado mucho la historia de Marta. Pero no solo es la historia de Marta, sino la de miles de personas que todos los días se enfrentan a prácticas similares que ponen su vida en riesgo y a manos del crimen organizado. Miles de personas que solamente quieren vivir una vida mejor y a las que se les niega el derecho de emigrar con seguridad, derechos que dentro de Europa, para los europeos están sobreentendidos.

Esta visita nos hace ver otra realidad paralela a la que vivimos en nuestro día a día, nos ha hecho ser más agradecidos y sobretodo pensar más en el que tenemos al lado.

Es una suerte poder tener esta clase de salidas donde entremos en contacto con la educación y concienciación social, ya que de esta manera no solo obtenemos una formación académica sino también personal.
 
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